Solar panel workers in China

El tamaño y el rápido crecimiento de China la han convertido en una potencia económica y política. Si bien estos avances transformaron la economía del país y sacaron a casi 800 millones de personas de la pobreza, han traído consigo desafíos ambientales.

China es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero (GEI), con el 26% de las emisiones mundiales de GEI. A pesar de la promesa del Presidente Xi de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060, el país se compromete a lograr una transformación justa y ecológica. En 2020, China puso en funcionamiento 38.4 gigavatios (GW) de nueva capacidad eléctrica alimentada por carbón, más de tres veces la cantidad construida en otras partes del mundo. Más del 50% de la población de China se ve afectada de algún modo por la escasez de agua cada año. Además, la contaminación del agua exacerba aún más los problemas de escasez en el país y su desigualdad regional. Aunque, a nivel nacional, la calidad del agua superficial del país ha ido mejorando desde 2003, algunas regiones todavía están "muy por debajo de los objetivos de calidad del agua".

WRI China se dedica a apoyar el compromiso de neutralidad de carbono de China para 2060 y el 14º Plan Quinquenal. WRI China trabaja a nivel nacional y subnacional para desarrollar hojas de ruta integradas, promover una transición justa y lograr un que las ciudades alcancen su punto máximo de emisiones pronto. WRI China también está comprometida a cambiar las inversiones de China para que estén más orientadas a las energías renovables y a optimizar las cadenas mundiales de suministro de alimentos, tanto desde el lado de la oferta como del consumo, para un futuro más sostenible.