Canadá, Estados Unidos y México presentaron recientemente sus estrategias a largo plazo para hacer frente al cambio climático, cumpliendo sus promesas bajo el Acuerdo de París y la Cumbre Norteamericana de Liderazgo de comunicar sus estrategias de largo plazo sobre desarrollo bajo en emisiones. Estados Unidos y Canadá se plantearon como objetivo reducir sus emisiones en 80 por ciento o más para 2050, por debajo de los niveles de 2005, mientras que México reducirá sus emisiones un 50 por ciento sobre los niveles de 2000.
 
Aquí una mirada más profunda a los planes a largo plazo de estos países, y lo que significan para la batalla global contra el cambio climático.
 
¿Qué hay de nuevo en estas estrategias?
 
Los tres países han tenido metas de mitigación hacia 2050 desde hace años. En 2007, Canadá se puso como objetivo para 2050 la reducción de emisiones de entre 60 y 70 por ciento por debajo de los niveles de 2006. Dos años más tarde, en 2009, Canadá y Estados Unidos formaron parte del compromiso del G8 de reducir las emisiones agregadas de países desarrollados por al menos 80 por ciento para 2050, una trayectoria que los Estados Unidos reiteraron en su promesa en Copenhague el mismo año y en su plan climático de 2015 (NDC). La meta de México de reducir las emisiones en un 50 por ciento con respecto a los niveles de 2000 ha sido la ley nacional desde 2012.
 
La innovación de las nuevas estrategias consiste en esbozar caminos más detallados para lograr estas reducciones de emisiones. Estas vías comienzan a proporcionar una imagen mucho más clara de la gama de cambios necesarios en la inversión y la infraestructura. Este es un paso crítico para fortalecer la toma de decisiones de los políticos y el sector privado.
 
¿Qué deberían hacer ahora Canadá, México y los Estados Unidos?
 
Las decisiones adoptadas actualmente en relación con la inversión, las políticas y la infraestructura limitarán o mejorarán la viabilidad de la transición hacia una economía de emisiones netas cero. Por lo tanto, es imprescindible que el pensamiento a largo plazo expuesto en las nuevas estrategias fortalezca las decisiones políticas y de inversión de hoy, aun cuando los países continúen trabajando sobre estas estrategias con el tiempo.
 
En México, los caminos hacia alcanzar su meta de 2050 reciden en el logro de sus actuales NDC. El nuevo análisis de WRI muestra cómo México puede alcanzar sus objetivos hacia 2030 mientras que proporciona beneficios económicos y de salud significativos. La estrategia de México también se beneficiaría con muchos más detalles sobre las vías y los hitos sectoriales, los desarrollos inmediatos (no después de 10 años, como se indica en la estrategia) les permitirán fortalecer la implementación de sus NDC actuales y evitar el costoso bloqueo de tecnologías emisoras.
 
Asimismo, es imperativo que Estados Unidos cumpla con sus actuales NDC con el fin de lograr la transformación descrita en sus objetivos para 2050. Si no lo hiciera, comprometería los beneficios económicos y sanitarios asociados con su meta hacia 2025 de reducir las emisiones en un 26 o 28 por ciento y haría más costoso seguir los caminos identificados en la nueva estrategia. La administración presidencial entrante debe de considerar cuidadosamente estos riesgos. Los gobiernos estatales y locales y el sector privado tendrán un rol aún mayor en el seguimiento de los planes y metas existentes, idealmente en su fortalecimiento, y más actores subnacionales tendrán que involucrarse también. California y los estados del noreste deberían mejorar sus sistemas de fijación de precios de carbono y ampliar sus actuales vínculos transfronterizos. Las grandes inversiones en infraestructura deben orientarse a la modernización de la red eléctrica y asegurar que el sistema de transporte pueda apoyar la próxima generación de vehículos energéticamente limpios y ofrecer una gama de opciones de movilidad atractivas.
 
Al mismo tiempo que se reducen las emisiones, los tres países también deben asociarse con el sector privado para aumentar la inversión en investigación, desarrollo y despliegue rápido de energía limpia, y actualizar periódicamente sus estrategias para dar cuenta del progreso tecnológico con vistas a los objetivos de París.
 
La autora de este post es Taryn Fransen. Juan Carlos Altamirano, Kristin Igusky, Kelly Levin y Katie Ross también contribuyeron a este blog.