La transición hacia el uso de vehículos eléctricos es un futuro que poco a poco abre brecha y se posiciona como el presente que gana espacio en las ciudades de todos los tamaños.

Apostar por el uso de vehículos eléctricos, desde bicicletas y autos particulares, hasta autobuses para el transporte masivo articulado, se conoce como electromovilidad, sobre la que especialistas en movilidad y transporte conversaron de cara a su desarrollo y expansión en México.

Durante el foro “Ruta de Acción para la Electrificación del Transporte Púbico”, en el marco del XIII Congreso Internacional Ciudades y Transportes, fueron planteados los avances, retos, limitaciones y proyecciones para que el país vire hacia este tipo de movilidad asociada al uso de tecnologías amigables con el medio ambiente.

La primera postura fue hecha por Rodolfo Lacy, subsecretario de Planeación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el cual aseguró que, desde la estrategia federal, la electrificación de la movilidad es uno de los ejes a seguir para mitigar las emisiones de la motorización impulsada por combustibles fósiles.

“Vemos en la electromovilidad la ruta de solución para la contaminación del aire y para los problemas de contaminación que vendrán en el futuro”, dijo el funcionario federal, y agregó que este planteamiento es aplicable perfectamente en la renovación de la flota para el transporte privado, de transporte público y de mercancías.

Estos tres sectores afrontan retos distintos, agregó Lacy, pues mientras en el sector del uso particular se percibe una preferencia hacia el uso de motocicletas eléctricas, en el transporte público hay un amplio crecimiento del mercado de autobuses de pasajeros.

El proceso de electrificación vinculada a los servicios de transporte público y de uso compartido se han constituido como uno de los pilares de la llamada Mobility as a service, que en países como Suecia avanzan entre la preferencia de los usuarios.

Sin embargo, todo ámbito requiere de una nueva visión regulatoria. Tal como ocurrió en Suecia, en donde los cambios políticos acompañaron el proceso para derribar las barreras legales por políticas que apostaron por el cambio en el modelo hacia la sustentabilidad.

“La siguiente generación de servicios de viaje y movilidad incluye todos los tipos de transporte, con base en una visión integral en la que todos los modos de transporte trabajan juntos las necesidades de mujeres y hombres”, destacó Ann Linde, ministra de Asuntos de la Unión Europea y Comercio de Suecia, durante su participación en el foro.

Apuntando hacia México

Los sectores públicos y privados trabajan para impulsar la transición hacia una movilidad más sustentable, basada en el modelo de la electrificación del transporte.

No obstante, el proceso implica considerar que bajo los esquemas que aún dominan la generación de energía en nuestro país, los vehículos eléctricos requieren un esquema regulatorio distinto al actual, pues su rastro de carbono puede seguirse hasta la fabricación de los componentes, hasta la energía que consumen.

Otro ángulo que la electromovilidad exige es la relación entre la producción de las energías de consumo y el acceso que los consumidores tendrán a esa energía; es decir, la facilidad o las barreras que deban enfrentar para recargar sus baterías.

Al respecto, Vladimir Sosa, coordinador del Programa de Ahorro Energético de la Comisión Federal de Electricidad, indicó que para acompañar la estrategia se ha virado al uso de energías más eficientes como la eólica y el uso del gas natural, en detrimento del consumo del combustóleo y diésel.

Otro elemento que es funcionario planteó fue la expansión de los puntos de recarga, también conocidos como electrolineras, de las cuales indicó se lleva a cabo un proyecto para ampliar 100 instalaciones públicas en los siguientes meses.